Premios Príncipe de Asturias 2008

«El problema de la malaria en África es que compite con otras muchas prioridades»

Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

El doctor Hassan Mshinda dirige el Ifakara Health Institute (Instituto de Salud de Ifakara), de Tanzania. Fundada en 1956, esta entidad forma parte de la candidatura de instituciones que trabajan en el campo de la malaria que el viernes recibirán el premio «Príncipe de Asturias» de Cooperación Internacional 2008. -¿Quién respalda al Ifakara Health Institute y qué presupuesto maneja anualmente?

-El instituto factura anualmente entre 12 y 14 millones de dólares.

-Aportados por...

-Tenemos dos canales de financiación: un sistema de cofinanciación y otro de financiación a través de proyectos. En el apartado de cofinanciación, el dinero proviene principalmente del Gobierno de Tanzania y del Gobierno suizo, a través de la Agencia Suiza de Desarrollo y Cooperación. En el capítulo de proyectos, recibimos recursos de diversas entidades.

-¿Aumenta la disponibilidad de recursos financieros para combatir la malaria?

-El apoyo ha aumentado en los últimos años, principalmente debido al interés que se centra en las vacunas y los nuevos medicamentos.

-Las redes mosquiteras reducen notablemente el riesgo de malaria. Sin embargo, el puñado de euros que cuestan es inasequible para la mayor parte de los ciudadanos de África.

-Las redes mosquiteras son una prioridad para nosotros. El uso está aumentando. El 50 por ciento de las viviendas de Tanzania disponen de ellas. Más del 70 por ciento de los niños tanzanos duermen bajo una mosquitera tratada con insecticidas. La OMS está intentando fomentar un programa de distribución gratuita. Vamos a ver una extensión de la cobertura en los dos próximos años.

-La malaria aún va a dar mucha guerra. ¿Estrategias a corto y largo plazo?

-Hay que ir a un planteamiento integral. No se trata sólo de contar con un medicamento para tratar la enfermedad, sino de prevenir la enfermedad y fortalecer nuestros sistemas sanitarios. Esta estrategia va a ser lo mejor para el corto y el largo plazo.

-¿Están concienciados los gobiernos de los países africanos con las consecuencias de la malaria?

-En Tanzania, por ejemplo, ha aumentado el presupuesto destinado a sanidad. El problema es que hay otras muchas prioridades con las que competir: el agua potable, la educación, la alimentación... De hecho, el crecimiento económico del país no es suficiente para responder a todas nuestras necesidades.

-En su centro han logrado avances significativos en el tratamiento intermitente preventivo de malaria en niños.

-Hemos demostrado que los programas de uso de redes mosquiteras en las zonas rurales reduce en un 27 por ciento las muertes y en un 60 por ciento los casos de malaria y de anemia. En cuanto a la aplicación de medicamentos a los niños en el momento de sus vacunas rutinarias, hemos reducido en un 60 por ciento los casos de malaria y de anemia. Estos y otros avances han tenido repercusión a escala nacional e internacional.

-Se habla mucho de la consecución de una vacuna preventiva aplicable de forma masiva. ¿Se exagera su importancia?

-Son muy importantes tanto las estrategias clásicas como las nuevas. Nuestro instituto ha participado en el estudio de la vacuna RTSS, que se ha mostrado segura y efectiva. De hecho, el Centro de Investigación de Manhiça, en Mozambique, ha estado trabajando con ella en niños de uno a cuatro años. Están teniendo buenos resultados y se ha demostrado que reduce los casos de malaria en un 60 por ciento. También estamos trabajando en el ensayo de una nueva vacuna en niños menores de un año, porque la malaria afecta sobre todo en estas edades, pero no se trata de decidir entre la vacuna y otras alternativas, sino de combinar todas las herramientas disponibles.

-¿Qué significaría para África liberarse de la plaga de la malaria?

-Nos ilusionaría muchísimo. Significaría reducir de forma importante el absentismo escolar y laboral, y esto propiciaría un mayor desarrollo social y económico, que tanta falta nos hace.