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Gruss: "El mayor valor de la Universidad son los cerebros que producimos"
Peter Gruss, en primer término, en la Sala de Pinturas de la Laboral, con Suárez Rendueles y Sotomayor / Ángel González
Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional

Gruss: "El mayor valor de la Universidad son los cerebros que producimos"

El presidente de la red de institutos científicos alemanes aboga por acercar investigación básica y aplicada para anticiparse a las necesidades del mercado

Viernes 25 de Octubre de 2013
Gijón, Covadonga Jiménez

Libertad intelectual, estabilidad en la financiación e integración del conocimiento en la sociedad. Estos son los tres pilares que, a juicio de Peter Gruss, presidente de la Sociedad Max Planck, galardonada con el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, hacen funcionar el engranaje del sistema productivo. Tras visitar el centro de innovación de Thyssenkrupp Elevator en Gijón, Gruss participó en una mes redonda sobre "La innovación como motor de progreso: aspectos económicos y científicos", moderada por Paz Suárez Rendueles, vicerrectora de Investigación y Campus de Excelencia Internacional de la Universidad de Oviedo en la que también tomó parte el presidente ejecutivo de Thyssenkrupp, Ramón Sotomayor. El debate giró principalmente en torno al reto de que la Universidad y las empresas sean capaces de crear alianzas que redunden en productos e ideas para anticiparse a las necesidades del mercado.

Sotomayor justificó la distancia actual entre uno y otro lado en "el problema de la inmediatez", aunque reconoció que sin investigación básica no se producen auténticas revoluciones. En defensa de la Universidad actuó la moderadora y vicerrectora Paz Suárez Rendueles, al aprovechar uno de los turnos de palabra para defender que los académicos se sitúan "entre la ciencia básica excelente y la industria que innova, intentando aprender y lograr las claves para tender los puentes que nos reclaman", se lanzó a explicar ante un público integrado mayoritariamente por universitarios, responsables de centros tecnológicos de la región y de las principales firmas del tejido industrial . Y con la Sala de Pinturas de la Laboral como telón de fondo, Gruss y Sotomayor -ciencia y empresa, cerebro y tecnología-, disertaron sobre las cifras que reporta la investigación básica y la investigación aplicada. "El mayor valor de la Universidad son los cerebros que producimos", subrayó Gruss antes de advertir que en este caso se debe realizar un análisis en perspectiva macroeconómica sobre la repercusión de la institución académica.

El máximo responsable de la Sociedad Max Planck insta, no obstante, a lograr una cierta estabilidad en la financiación pública "para pensar en proyectos arriesgados". Eso sí, con absoluta libertad para los investigadores porque "eso es lo que produce las unidades más creativas. La Sociedad que preside apuesta por la investigación "impulsada por la curiosidad; no vamos a aceptar trabajos por contratos, aunque colaboremos con empresas", advirtió. En la última clasificación de instituciones de investigación no universitarias, la Max Planck figuraba como la número uno en investigación científica y la número tres en investigación tecnológica a escala mundial.

El modelo para Gruss y los más de 21.500 trabajadores que integran esta red de investigación pasa por aportar conocimientos para dar un valor comercial a la investigación básica. "Tenemos que contemplar nuevas colaboraciones con la industria", remarcó. Las incubadoras de negocio son el tipo de alianzas que promueven desde la Max Planck, "donde una idea recibe financiación durante dos o tres años" porque, "sin la financiación pública", aseguró Gruss, "las patentes no existirían". En este punto se detuvo para lanzar una pequeña crítica acerca del "desfase" entre la contribución del sector industrial en España a la investigación básica y el sector público, lo que le llevó a afirmar que "no hay bastantes empresas innovadoras". "Hay que hacer apuestas más arriesgadas", reconoció el presidente de Thyssenkrupp pero "las universidades y Max Planck tienen que ir más cerca de la realidad en un mundo que necesita plazos más cortos", agregó. Sotomayor y Gruss volvieron a coincidir para instar a recuperar la figura de los doctorandos, muy valorados en Alemania; desarrollar cátedras conjuntas para generar tejido empresarial y afianzar el capital privado en investigación. "Si las empresas interactúan con las universidades, su rentabilidad aumenta", zanjaron ambos a modo de conclusión final.