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La mejor ciencia rima con libertad
Paz Rendueles y Soojin Ruy y, detrás, Weißenbacher y Sahmoradi. / miki lópez
Instituto Max Planck, institución galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional

La mejor ciencia rima con libertad

A los investigadores de la sociedad Max Planck se les permiten todas las locuras y el derecho a fracasar

Jueves 24 de Octubre de 2013
Oviedo, Javier NEIRA

Libertad, flexibilidad, autonomía, motivación, pasión... y olvido de la rentabilidad en el sentido monetario e inmediato de la acepción. Esas son las grandes claves de la Sociedad Max Planck, premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional donde a los estudiantes les está permitido ser innovadores y fracasar. Así lo expusieron ayer cuatro investigadores de la institución científica alemana en el Paraninfo de la Universidad de Oviedo, a partir de las siete y media de la tarde. Fueron presentados por el rector Vicente Gotor que también fue investigador de la Max Planck. La velada, con todo, se convirtió en una sesión de trabajo de carácter cuasi administrativo, con sucesivas preguntas sobre la forma de acceso a los distintos institutos.

Las cifras, expuestas en un breve documental audiovisual, impresionan: 82 institutos de investigación -13 de ellos fuera de Alemania- 4.410 proyectos, 5.157 centros asociados en 123 países y 16 premios Nobel desde 1948. La institución acoge a 241 investigadores españoles y mantiene 200 proyectos con Universidades españolas.

Tras la exposición de Gotor, intervino el español Juan Ignacio Cirac, director del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica en Munich. Es premio príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 2006. Explicó que los 82 institutos se agrupan en tres grandes secciones: ciencias naturales, biomédicas y humanidades. La guía es la ciencia básica. El horizonte, una visión internacional ya que cerca de la mitad de los investigadores no son alemanes. Buscan la máxima calidad así que eligen a los mejores. Las instalaciones están entre las mejores del mundo. Y la financiación es original: primero se investiga y después se costea si es que lo merece.

Soojin Ryu, jefa de un equipo de investigación médica, relató brevemente su peripecia profesional desde su Corea del Sur natal hasta Heidelberg pasando por Nueva York y California. Quería investigar el estrés y encontró el mejor laboratorio en Alemania. Ahora lo dirige. Cuenta con diez doctorandos y post doc y un presupuesto de un millón de euros. Lo importante, aseguró, son las preguntas que se formula un científico. Sentenció que los jóvenes merecen una oportunidad y libertad.

Matthias Weißenbacher, doctorando sobre la teoría física de las supercuerdas, indicó por su parte que para un joven investigador es difícil avanzar solo así que depende de la calidad de sus colegas. Explicó que en la Max Planck se investiga sobre partículas elementales, supercuerdas, partículas extrañas, materia oscura y detectores. A su vez Alí Sahmoradi, doctorando en medicina experimental, indicó: "cada vez que se me ocurre una locura mi jefe me da luz verde, es maravilloso".

Abrió el capítulo de las preguntas Luis Valdés, catedrático de Lógica de la Universidad de Oviedo. Ser interesó por la interacción entre centros de ciencias y de humanidades. Cirac recordó que hay 20 institutos de humanidades. Desde el público un científico de la sociedad añadió que, por ejemplo, los institutos de lingüística enlazan con los que estudian el cerebro. Vamos, que sí hay interacción.

Después las preguntas se sucedieron sobre las formas de ingresar en la Max Planck, los convenios de colaboración y la exploración de las posibilidades de trabajar conjuntamente. Soojin Ryu comentó que recibe cartas y correos de todo el mundo con solicitudes y que ella decide los ingresos. Apenas valora las notas. Sí tiene muy en cuenta la experiencia en investigación y la iniciativa. "Me interesa la gente proactiva que busca oportunidades", remató.

Un investigador del CSIC dijo que la colaboración con la Max Planck es limitada. Cirac replicó que trabajaba con gente del CSIC, de Barcelona y de Madrid. Weißenbacher, lo mismo.

Paz Suárez Rendueles, vicerrectora de investigación de la Universidad de Oviedo, preguntó cómo pueden acceder desde la institución académica asturiana a las escuelas de investigación ligadas la Max Planck. Más allá de cuestiones administrativas Weißenbacher dijo que "hay que demostrar el interés que se tiene". El rector Vicente Goor recordó que en su tiempo el Instituto Max Planck donde trabajaba conseguía muchas patentes ¿y ahora? Cirac respondió que el objetivo no eran las patentes aunque si se obtienen bienvenidas son. Explicó que en Alemania las empresas privadas valoran mucho el título de doctor, no así en España.