"Kinte" será lazarillo en Asturias

El salto de un bastón al acompañamiento de un perro guía es para un invidente idéntico al cambio que representa para un conductor llevar un Seat 600 o un Ferrari, explican quienes han vivido en primer persona una discapacidad visual. La Fundación ONCE, premio "Príncipe de Asturias" de la Concordia 2013, quiso ayer dar a conocer su actividad a los asturianos a través de una demostración del trabajo que se hace con los animales para conseguir que se conviertan en guías de personas ciegas. Uno de estos perros será adoptado por una familia asturiana. La demostración palpable de su labor se halla en el espacio que han dado en denominar "El rincón de la concordia y la ilusión", que muestra de forma interactiva la acción social de la Fundación. Esta semana recorrerá Avilés, Siero y Oviedo para explicar las dificultades que afrontan los invidentes en tareas cotidianas. Cruzar a ciegas -con la ayuda de un bastón o un perro- un paso de peatones, caminar por la terraza de un bar, subir peldaños y orientarse entre andamios de obra fueron algunas de las propuestas que plantearon desde la Fundación ONCE en la plaza Mayor de Gijón.

Las dos primeras voluntarias fueron la alcaldesa, Carmen Moriyón y la directora de la Fundación Príncipe, Teresa Sanjurjo. Tras vendarse los ojos, la regidora se prestó a recorrer, ayudada por un bastón, una falsa zona de obras frente a la Casa Consistorial. Moriyón reconoció que "la sensación es dura; a veces no valoramos totalmente lo que supone cumplir de manera estricta la normativa y que las personas con discapacidad tengan los menos obstáculos en nuestra ciudad". Igual de "impresionante" resultó la experiencia para Sanjurjo, a quien enseguida reconfortó la "sensación de seguridad" del perro guía. "Es una buena forma de comprender al otro y de ponerse en su lugar", subrayó sobre la actividad. "Se lo recomiendo a todo el mundo", agregó.

El labrador "Kinte" -que tras pasar un período de formación se quedará con una familia asturiana- y un pastor alemán apodado "Madonna" eran los guías en el circuito a ciegas. El primer participante fue Adrián, un gijonés de 13 años, que arrancaba el ejercicio convencido de que el animal "puede abrirte la puerta de casa y llevarte por las escaleras". Junto a él, un campo de baloncesto en silla de ruedas permitía probar la habilidad en este deporte desde otra perspectiva. "Hoy las personas con discapacidad, en general, y las ciegas, en particular, podemos acceder a unas cuotas de autonomía que en otros momentos eran impensables", apuntó Matilde Gómez, delegada territorial de la ONCE en Asturias, que estuvo acompañada por Yobanka Cuervo, presidenta del consejo territorial de la ONCE e Imelda Fernández, consejera general de la organización. "El rincón de la concordia y la ilusión" se complementa con un encuentro de coplas de ciego en la que componentes de algunos grupos de teatro que apoya la ONCE recuperan la tradición de las coplillas y romances a pie de calle.