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Paul Nurse: «La opinión científica tiene que mantenerse alejada de la política»
Paul Nurse bromea con el comisario de la exposición, Armando Menéndez (derecha), a su llegada a la Universidad. / Nacho Orejas

Paul Nurse: «La opinión científica tiene que mantenerse alejada de la política»

El Nobel fue crítico con la visión de algunos gobiernos sobre el cambio climático y las células madre

Jueves 20 de Octubre de 2011
Oviedo, M. S. MARQUÉS

A sir Paul Nurse, premio Nobel de Medicina y presidente de la Royal Society, como a todos los sabios, le interesan casi todas las cosas que aportan conocimiento. Ayer, durante su visita a la exposición «Transacciones. España en la historia de la Royal Society», que inauguró en la biblioteca de la Universidad de Oviedo, comentó su pasión de coleccionista de libros antiguos y que guarda ejemplares del siglo XVI. Antes, durante la conferencia de prensa, también señaló su afición a la astronomía. «Tengo un telescopio instalado en casa».

Además de dar a conocer sus gustos, Nurse reveló su preocupación por dos cuestiones de actualidad: el cambio climático y las células madre, en las que ve la sombra de decisiones políticas que no le agradan. Fue tajante a la hora de reclamar la independencia para la ciencia y la necesidad de alejarla de los giros políticos. «No es bueno que los políticos se inmiscuyan». A su juicio, «los debates científicos deben sustanciarse primero en el ámbito de los expertos para más tarde entrar en el debate político».

Puso como ejemplo el cambio climático, «donde la ciencia tiene un papel importante que abordar, pero debe hacerlo lejos del sesgo de los gobiernos». Se extendió más en este punto para dar su propia visión sobre un asunto en el que no todos los científicos están de acuerdo. «Sé quiénes son los buenos científicos y la buena ciencia. La mayoría tiene una visión clara y consensuada de que la temperatura global aumentó en el último siglo debido a la actividad humana y hay previsiones de que puede aumentar 2 grados».

Son predicciones que muchos políticos no aceptan, «les disgusta que si esto es correcto haya que realizar acciones globales coordinadas». Por cosas como ésta rechaza la mezcla de ciencia y política, que en muchos casos «distorsiona el debate».

Salvó de esas interferencias a la Royal Society, la entidad fundada hace 350 años y galardonada con el premio «Príncipe de Asturias» de Comunicación y Humanidades. «Desde su fundación ha tenido gran independencia, cuando damos consejos a políticos que tienen que ver con la ciencia actuamos con total independencia». Uno de los papeles más importantes que juega la Royal Society es «su implicación en la comunicación de la ciencia al gran público». Paul Nurse cree que es precisamente ese interés por difundir la ciencia lo que les ha permitido obtener el galardón, porque «el premio refleja la comunicación de la ciencia y su contribución a la cultura a través de la ciencia, que ha modificado la concepción del mundo».

Jovial y cercano, bromista, en ocasiones, el premio Nobel ve las redes sociales e internet como «una espada de doble filo, con grandes ventajas y desventajas». Estuvo de acuerdo en que hay poco control de la capacidad de difusión y que eso puede dar lugar en ocasiones a la difusión de informaciones erróneas. Y citó el cambio climático y las células madres, «a las que un tribunal de la Unión Europea pone trabas», lo que él atribuye más a aspectos políticos que científicos, controversia que le llevó de nuevo a asegurar que «no es bueno que las opiniones científicas se vean ensombrecidas por la política».

Para dar un voto de confianza a la red dijo que «lo bueno de internet es que la opinión científica está a disposición del gran público».

El genetista premiado con el Nobel en 2001 habló del buen estado financiero de la sociedad que preside, «porque aunque no creció el gasto en ciencia, tampoco hubo recortes», y añadió que la Royal Society fundó «la primera revista científica», que sigue vigente en la actualidad y que, además de la divulgación de la ciencia, también apoya la investigación científica. La sociedad cuenta con unos trescientos investigadores becados que tienen una media entre 30 y 40 años y están «en la mejor fase de su carrera profesional».

De los 1.500 científicos que forman parte de la Royal Society, unos 75 son premio Nobel, y entre sus integrantes históricos figuran Bacon, Newton y Darwin. Por parte española, figuran también Severo Ochoa y Ramón y Cajal. Algunos de sus materiales de trabajo forman parte de la exposición inaugurada ayer por Paul Nurse y Julie Maxton, directora de la sociedad científica inglesa.