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Haneke: "El cine trata de sacar la porquería de debajo de la alfombra"
Michael Haneke / Ángel González
Premio Príncipe de Asturias de las Artes

Haneke: "El cine trata de sacar la porquería de debajo de la alfombra"

"Cuando el espectador se asusta tanto, es que has dado en el clavo"

Viernes 25 de Octubre de 2013
Chus Neira

En el exterior de la biblioteca del campus de Humanidades del Milán, algo menos de medio centenar de estudiantes protestaban bajo la lluvia contra los recortes y la programación de un encuentro con Haneke en una jornada de huelga. Recibido entre gritos de "bienvenido mister Marshall" y "este acto es provocación", el austriaco pasó con paso decidido al interior de un recinto abarrotado y durante más de una hora ofreció lo más parecido a una clase magistral sobre su forma de hacer y entender el cine ante estudiantes y jóvenes realizadores:

Funcionalidad. Para qué sirve el cine. Se lo preguntaron varias veces y rechazó siempre que su trabajo vaya más allá de plantear preguntas. Haneke se negó a ofrecer respuestas personales y morales sobre algunas de sus películas e insistió en la idea de no tratar de tonto al espectador. Pero sobre los mensajes en sus filmes, citó a un colega: "cuando tengo un mensaje, lo mando por correo".

De forma esencial, también defendió que "una imagen cinematográfica se basa en su funcionalidad, no tiene que ser bonita sino decir algo". Y al final sí defendió cierta ética del cine: "El arte, el cine, trata de evitar que el ser humano esté todo el tiempo barriendo la porquería bajo la alfombra, cumple la función de poner el dedo en la llaga y mostrarle esa porquería".

El espectador. Muchas fueron las preguntas sobre las reacciones, en ocasiones muy virulentas, como en "La pianista", que provoca el cine de Haneke en el espectador. Él es consciente y lo celebra: "Como director tengo que calcular el efecto en los espectadores". Dijo que Hitchcock era el maestro en ese arte y que "ese es el oficio". Más tarde, contó cómo en la secuencia en que la familia aniquila su dinero en "El vídeo de Benny", el público se indignó muchísimo. "Me encantó, cuando se asustan tanto es que has dado en el clavo".

Los actores. El realizador asturiano Gerardo Herrero contó a Haneke que había tenido de actor en un corto a Leonard Proxauf, uno de los niños de "La cinta blanca", y que le sorprendió que no se supiera el guión. "A mí también me sorpende, cuando un actor no conoce su texto, entonces le echamos".

"Elegir el actor correcto", contó luego, "es esencial". "Saber si el actor tiene un aura. Y para eso hay que tener olfato, intuición, eso se tiene o no se tiene". Más tarde admitió que "un actor bueno es un regalo", pero "cuando es mediocre o malo , hay que que llevarlo a donde tú quieres; y suelo ser bastante terco hasta que lo consigo".

El guión. Haneke dio algunas claves de cómo empieza a trabajar sobre una idea o un plano, investiga, toma notas y luego comienza a escribir. Pero nunca en colaboración con otros: "No puedo hacerlo así. Hay personas que pueden trabajar en grupo, yo no, debo de ser una persona bastante desagradable. Pero como mi mujer no me tiene ningún tipo de respeto, ella es la que me hace la crítica, y siempre tiene razón. También tenía una tía, mayor, y bastante simple, a la que solía consultar, porque siempre me planteaba las preguntas importantes, las más certeras".

El título. Es algo muy importante y muy difícil. Muchos de Haneke no son suyos. El del "Séptimo continente" se lo inventó la mujer del actor principal. "Funny games" le gusta, pero "La cinta blanca" cree que "parece que habla de una película de sastres".

Cine 3D. "No sirve para algo realista. He visto dos películas en 3D y acabé con dolor de cabeza".