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Los Premios del "todo lleno"

Los galardonados iniciaron ayer la semana de actividades abiertas a los ciudadanos con una demanda de público que desborda las previsiones de la Fundación Príncipe

Miércoles 23 de Octubre de 2013
Pablo Álvarez

Los responsable de la Fundación Príncipe de Asturias están entre encantados y sorprendidos: "todo lleno" es la expresión que resume lo que con toda justicia ha venido a denominarse "la Semana de los Premios", un completísimo programa compuesto por una veintena de actos con los galardonados en los que hace días está colgado el cartel de "no hay billetes". "No paramos de recibir peticiones para un acto y para otro, y lo cierto es que no podemos dar respuesta porque sncillamente no hay sitio", explicaron a media tarde de ayer fuentes de la Fundación.

La única excepción es el encuentro con el escritor Antonio Muñoz Molina -Premio de las Letras-, programado para las siete y media de la tarde de hoy en el palacio de congresos del Calatrava, para el que no se han distribuido entradas, de modo que serán los más madrugadores los que se lleven el gato al agua. No obstante, algo así como la mitad del aforo está reservado para un millar de miembros de clubes de lectura de Asturias (y algunos de Cantabria). Todas las actividades organizadas tienen en común la no pequeña ventaja de que el acceso es gratuito.

El golfista José María Olazábal fue el premiado más madrugador. Llegó a Oviedo a eso de las dos de la tarde. Ayer, hoy y mañana se multiplicará en tal cantidad de eventos -en Avilés, Siero y Gijón- que casi pasará a formar parte de la familia de sus admiradores asturianos.

Eran las cinco en punto cuando arribaba al Hotel de la Reconquista el físico belga François Englert, uno de los descubridores del tan célebre como enigmático "bosón de Higgs", la partícula a la que se atribuye la propiedad de atraer y mantener cohesionadas al resto de partículas elementales que conforman la materia visible del Universo. A sus 80 años (cumplirá 81 el 6 de noviembre), Englert exhibió una apariencia física ágil y saludable. "Se le ve muy contento", destacaron algunos de los encargados de recibirle. Satisfacción justificada, después de casi cinco décadas en un relativo anonimato y de ver cómo en pocos meses distinguían su perspicacia con el Príncipe y con el Nobel.

Su colega, el británico Peter Higgs -quien finalmente ha dado nombre al extraordinario descubrimiento ratificado el año pasado por los científicos del CERN- llegará a última hora de hoy. Tiene 84 años y supuestamente no disfruta de la vitalidad de Englert. El día de la concesión del Nobel, aseguró que se había enterado cuando una antigua vecina le paró por la calle para felicitarle, circunstancia que genera incertidumbre. Sin embargo, en la Fundación Príncipe se muestran muy confiados en el poder taumatúrgico de los Premios, en eso que vienen a llamar el "efecto Baumann". Y es que cuando Zygmunt Bauman recibió en 2010 el galardón de Comunicación y Humanidades, tenía 85 años y su familia advirtió de que sus condiciones eran precarias. Sin embargo, a raíz de su estancia en Asturias experimentó una reactivación vital que asombró a la gente de su entorno (¿virtudes de la sidra?).

Los siguientes en llegar ayer a Oviedo fueron dos estudiantes de doctorado y una jefa de equipo de investigación de los institutos alemanes Max Planck, Premio de Cooperación Internacional. El primero de ellos, Matthias Weißenbacher, llegó vestido como lo que es, un doctorando, con polo azul y esa extendida moda del pantalón ligeramente caído.

Hubo que esperar a las ocho y veinticinco para ver la llegada de Miguel Carballeda, presidente de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), galardonada en la modalidad de Concordia. Y cinco minutos más tarde lo hizo el cineasta Michael Haneke, Premio de las Artes. Por Antonio Muñoz Molina hubo que esperar hasta más allá de las once y media de la noche: eligió el tren como medio de locomoción para llegar a Oviedo en un caluroso día de otoño en el que los termómetros continuaban coqueteando con los veinte grados.