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Al mal tiempo, muy buena cara
Felipe y Letizia, a su llegada al Hotel de la Reconquista, en Oviedo / Nacho Orejas
Llegadas

Al mal tiempo, muy buena cara

Los Príncipes, que iniciaron relajados y sonrientes su tradicional visita a Oviedo para entregar sus premios, escucharon vítores a su llegada pero también gritos de "fuera, fuera"

Viernes 25 de Octubre de 2013
Oviedo, M. M. / F. V.

Llegaron contentos, no cantaron bajo la lluvia pero sí sonrieron bajo el paragüas, con una temperatura casi veraniega. Los Príncipes de Asturias iniciaron ayer una nueva visita a Asturias para entregar los premios que llevan su nombre. Tres jornadas intensas que finalizarán mañana, con la entrega del Premio al Pueblo Ejemplar. Como es habitual, fueron recibidos en el Hotel de la Reconquista en Oviedo por las principales autoridades regionales y por un grupo de unas doscientas personas que les recibieron con vítores y aplausos.

Felipe de Borbón y Letizia se desplazaron en automóvil desde el aeropuerto y llegaron a la puerta del hotel pasadas las once de la mañana. Fueron recibidos por el presidente del Principado, Javier Fernández; por el presidente de la Fundación Príncipe de Asturias, Matías Rodríguez Inciarte y por el alcalde de Oviedo, Agustín Iglesias Caunedo, entre otras autoridades.

Audiencias, comida con los responsables de la Fundación, más audiencias, concierto en el auditorio y cena con los patronos. Al final de la noche, probablemente la última revisión al discurso que el Príncipe pronunciará hoy en el Campoamor y que ha creado una gran expectación por su creciente protagonismo en la vida institucional española.

También recibieron pitos. Fue a las puertas del Auditorio donde había más efectivos policiales que manifestantes. Poco más de medio centenar de trabajadores de Liberbank y algunos de los afectados por la deuda subordinada de la entidad, patrocinadora del concierto, se manifestaron en contra "de los despidos y recortes" en la empresa y "por los derechos de los ahorradores". "Fuera, fuera", gritaban. No eran muchos, estaban situados tras una valla y lejos de las puertas dela sala, pero el ruido de sus bocinas y sus silbatos sólo pudo ahogarlo la música del Grupo de Gaitas "Ciudad de Oviedo". Dentro se escuchaba a Wagner.