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Wagner como gran preludio de los Premios

Los Príncipes presidieron el concierto de la OSPA y el Coro de la Fundación con obras del compositor alemán en su bicentenario

Viernes 25 de Octubre de 2013
Javier Neira

Las voces sublimes de los caballeros y maestros idealizados por Wagner protagonizaron el XXII Concierto de los Premios "Príncipe de Asturias", celebrado en la tarde-noche de ayer en el Auditorio, que lleva el nombre del heredero de la Corona. Presidieron, según tradición, los Príncipes.

La sala se llenó de la mejor música y de muchísimo público -más de dos mil personas- para escuchar el concierto de la OSPA con el Coro de la Fundación, todos dirigidos por el maestro alemán Jonas Alber. En el programa, preludios y coros de "Tannhäuser", "Lohengrin" y "Los maestros cantores de Nuremberg". Mucho calor: 26,4 grados.

En el palco principal estaban los Príncipes Felipe y Letizia con el presidente del Principado y demás autoridades asturianas. El bicentenario del gran compositor germano fue celebrado ciertamente por todo lo alto.

Los prolegómenos, también según costumbre, fueron para la reivindicación. Un grupo de trabajadores de Liberbank protestaba en la plaza, relativamente cerca del Auditorio, contra los ERE y los recortes con pitos y bocinas ahogados por las bandas de gaitas que no pararon hasta que le tocó el turno a Wagner.

En el zaguán del coliseo la espera se vivió por grupos. El alcalde de Oviedo, Agustín Iglesias Caunedo, charlaba con el presidente de Liberbank y de HC, Manuel Menéndez, y con el presidente de GAM, Pedro Luis Fernández. En otro corro, el presidente del Principado, Javier Fernández; el presidente de la Junta, Pedro Sanjurjo; el presidente de la Fundación Príncipe de Asturias, Matías Rodríguez Inciarte, y el embajador Alberto Aza, ex jefe de la Casa del Rey.

A las ocho menos cuarto retiraron los arcos de seguridad. De los últimos en llegar, el filósofo Xavier Rubert de Ventós.

Ya con los Príncipes en el palco, el maestro Alber atacó las notas del Himno nacional, que todos siguieron respetuosamente en pie, y sin solución de continuidad empezó el concierto nada menos que con la obertura de "Tannhäuser", que la OSPA tocó con musicalidad, matices y las aperturas obvias del metal. Tras una ovación, interpretaron el "Coro de caballeros y damas" de la misma ópera, con la formación vocal de la Fundación, siempre a buen ritmo y con tres trompetas en el palco del segundo piso logrando un gran efecto. Como cierre del ciclo de "Tannhäuser, el inmortal "Coro de peregrinos", conducido lejos de solemnidades excesivas, así que acertadamente. Bajo una de las butacas de la sala, "Coda", lazarilla del delegado de la ONCE en Mieres, fue una espectadora exótica y disciplinada. No fue la única.

El preludio del primer acto de la ópera "Lohengrin" fue quizá lo mejor de la noche con la OSPA plena de lirismo y espiritualidad. La "Marcha nupcial", un punto navideña, le permitió al coro demostrar calidades y buen gusto. Y el preludio del tercer acto completó la saga, ya que incluye motivos nupciales entre medidas exageraciones del metal.

La tercera parte del concierto fue para "Los maestros cantores de Nuremberg", probablemente la mejor ópera de Wagner. El preludio, que funciona como resumen de toda la obra, plagado de "leitmotiv", fue muy bien interpretado según los acertados criterios del maestro Alber, y después el "Coro de todo el pueblo", de nuevo con tres trompetas en el palco del segundo piso, remató con éxito la sesión. Ovación, y la orquesta interpretó el "Asturias, patria querida". Los Príncipes felicitaron a los músicos en una sala del Auditorio y después a decenas de ciudadanos que les esperaban en el zaguán.