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El león de las civilizaciones

Jueves, 21 de octubre

Gijón, Ángel CABRANES

El autor de «León el Africano», un libro inspirado en los siglos en los que en España convivían tres religiones (católica, judía y árabe), ofreció ayer en el teatro Jovellanos de Gijón una reflexión sobre el camino hacia la multiculturalidad que debe seguir la sociedad actual. Pensamientos ya trazados en cada una las obras que le han servido a Amin Maalouf (Beirut, 1949), para alzarse con el premio «Príncipe de Asturias» de las Letras 2010. El escritor libanés recordó que vivimos «en un mundo donde da la sensación de que cada uno siente que su identidad está amenazada por la mundialización», por lo que abogó por la necesidad de «aprender a vivir juntos, algo que solamente se logra a través de la educación y la cultura. Hemos entrado en un siglo de regresión; necesitamos que la evolución moral alcance la velocidad de la material».

Treinta minutos de retraso en su cita con el público gijonés no distrajeron a un aforo que prácticamente llenó el Jovellanos. Maalouf, entrevistado por la periodista Rosa María Calaf, analizó desde sus años de niñez en Beirut hasta la época de su emigración a París, en 1976, «un hecho que partió mi vida en dos. En el Líbano hubo siempre personas que optaron por emigrar, pero nunca pensé que me ocurriría a mí». La guerra lo distanció de una tierra donde, para el escritor, «se están viviendo conflictos inimaginables hace veinte o treinta años».

La actualidad también ocupó buena parte de las reflexiones de Maalouf, quien calificó a la canciller alemana, Ángela Merkel, como una mujer «con valor al afirmar que su proyecto de multiculturalidad ha fracasado, pero eso no significa que no puedan existir otros». Incluso se mostró crítico al afirmar que «los dirigentes hay veces que no buscan remedios, sino que capitalizan esta problemática para sacar votos. A mí me gustaría vivir en un lugar donde la gente pudiera ser amiga, independientemente de su color, religión u origen. No me gusta compartimentar, me gustan los seres humanos, sin desprecios, ni arrogancias», subrayó.

Amin Maalouf se declaró como un «optimista» en el sentido de poder alcanzar este objetivo, si bien cree que en lo que le queda de vida «no llegaré a contemplarlo. Europa, por historia, no tiene vocación de integración con los inmigrantes; hay que encontrar soluciones. Aprender a vivir juntos no es algo que surja de manera espontánea. Es algo que debe enseñarse en las escuelas y, hoy por hoy, damos más importancia a las profesiones lucrativas, desvalorizando lo que es útil socialmente. Así no se puede formar ninguna sociedad». El autor de «La roca de Tanios» animó a hacer un esfuerzo para ayudar a que los inmigrantes superen «el sentimiento de frustración que tienen cuando llegan a una sociedad que ignora su cultura. Sucede que los países del Sur estudian el idioma de los países del Norte, pero no al contrario. Creo que tiene que haber reciprocidad, porque ayudaría a la convivencia».

El turno de preguntas al premio «Príncipe de Asturias» concluyó con la intervención de algunas de las personas reunidas en el Jovellanos, que le consultaron sobre la posibilidad de que el laicismo fuera una buena herramienta para la Alianza de Civilizaciones. «Lo importante es saber vivir la creencia, ya sea laica o religiosa, desde el respeto», respondió. Amin Maalouf aprovechó la ocasión para adelantar a sus seguidores que «en los últimos diez años he escrito ensayo porque no quería ampararme en personajes para decir lo que necesitaba. Ahora, que ya lo he dicho todo, ya estoy trabajando en una nueva novela».