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Treinta años de prestigio y proyección

Un año más, y de nuevo con la generosa hospitalidad de Oviedo y de toda Asturias, celebramos, bajo la presidencia de Vuestras Altezas, esta fiesta anual de la cultura que representan los premios que llevan vuestro nombre.

El poeta inglés Eliot definió magistralmente la cultura como «simplemente aquello que hace que la vida merezca la pena ser vivida». Ello es aún más verdad en momentos como los actuales, en un mundo complejo, asediado por incertidumbres y dificultades económicas, que necesita de esa cultura representada aquí en las personalidades e instituciones a las que rendimos homenaje con motivo de la entrega de nuestros premios.

Nuestra felicitación, por ello, más expresiva a todos. El ejemplo de su inspiración creadora y de sus trayectorias institucionales y vitales llena de orgullo a nuestra Fundación, que se honra en destacarlos como símbolos de los mejores valores.

La Fundación Príncipe de Asturias celebra, este año, su trigésimo aniversario. Lo alcanza en un momento excelente de prestigio y de proyección internacional. Es momento de volver la vista atrás en reconocimiento de quienes han hecho esto posible: miembros de sus dos patronatos, protectores y los presidentes que me han precedido. Nuestro agradecimiento, también, a las más de 900 personalidades que a lo largo de estos treinta años han integrado nuestros jurados y a quienes, con tanta dedicación como acierto, los han presidido.

Y, naturalmente y de manera muy principal, a Vuestras Altezas, sin cuyo aliento, inspiración e interés permanente por nuestro trabajo no hubiera sido posible situar nuestra institución en el destacado lugar que hoy ocupa.

A lo largo del pasado año hemos llevado a cabo, de una manera que me atrevo a calificar de ejemplar, la renovación que, por razones estatutarias, era necesario llevar a cabo en el puesto de dirección general de la Fundación.

Estoy convencido de que este cambio nos permitirá mantener íntegramente todos los valores que han sustentado la rica trayectoria de la Fundación para continuar, mediante un nuevo impulso, su progreso hacia el futuro.

Quiero manifestar, por ello, nuestro más sincero reconocimiento al anterior director y nuestra total confianza en la nueva dirección.

Nada de lo sucedido hasta ahora ni la proyección futura de nuestro trabajo serían posibles sin la permanente inspiración y apoyo de sus Altezas Reales y sin la inestimable tutela de la Corona de España.

Majestad, quiero destacar y agradeceros hoy, de la forma más cálida, vuestra asistencia al acto de entrega de los premios a lo largo de estos treinta años. Con vuestra presencia simbolizáis el apoyo que la Corona ha brindado siempre a nuestra institución, dotando este acto de mayor profundidad y relieve.

Os ruego trasmitáis a S. M. el Rey el testimonio de nuestra lealtad y de nuestra gratitud.

Decía, al comenzar mis palabras, que el mundo y nuestro país viven momentos difíciles. No tenemos duda de que, como en circunstancias similares en el pasado, superaremos estas dificultades.

La Fundación, acorde con la sensibilidad de los tiempos, está realizando un gran esfuerzo de austeridad, sin que ello afecte a la dignidad institucional que su tarea requiere.

Mi reconocimiento, de nuevo, a las personas, empresas e instituciones públicas y privadas que hacen posible que prosigamos nuestra andadura.

Por encima de todo, miramos con confianza al futuro. Permítame, por ello, nuestro premio «Príncipe de Asturias» de las Letras, Amin Maalouf, que cierre mi intervención tomando prestadas sus inspiradoras palabras: «Si creemos en algo, si tenemos en nuestro interior suficiente energía, suficiente pasión y ganas de vivir, podemos encontrar en los recursos que nos ofrece el mundo actual los medios necesarios para hacer realidad nuestros sueños». Muchas gracias.