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Caddy encuentra más altavoces femeninos
Caddy Adzuba, con la directora de la Oficina de Igualdad de Gijón, Feli Soria, y la concejala Eva Illán, en la Casa de Encuentros de las Mujeres, donde se reunió con una treintena de activistas. / Marcos León

Caddy encuentra más altavoces femeninos

La periodista congoleña se llevó de Gijón el homenaje de los colectivos de mujeres, a las que sumó a su lucha contra "el feminicidio" como estrategia de guerra

Jueves 23 de Octubre de 2014
A. Rubiera

Sobrecogidas aún por el relato rotundo, sin pausa ni inflexiones en la voz, que había hecho del "feminicidio o, lo que es lo mismo, el genocidio de la población femenina" en su país, las mujeres de diversos colectivos solidarios de Asturias le preguntaron a Caddy Adzuba "qué podemos hacer desde aquí por vosotras". Y la periodista congoleña, convertida en un referente de la lucha de muchas africanas contra la violencia sexual como arma de guerra, les propuso lo que pareció una tarea titánica.

"Desde vuestras organizaciones podéis abogar para que la política mundial cambie. Hay que denunciar a las multinacionales que financian grupos armados que luego cometen atrocidades sobre la población, sobre todo sobre las mujeres y los niños, y hay que reclamar a los gobiernos, porque no se puede seguir hablando de globalización si se mantienen tantas desigualdades en el mundo", encadenó Caddy Adzuba. Y en este último punto puso un ejemplo español. "No se puede apoyar como hizo España la guerra en Libia" y luego desentenderse "de la población que se ve obligada a buscar refugio por causa de la guerra. Ni usar concertinas -los polémicos alambres de las vallas de Melilla- ni evitar llamar refugiados a esa gente que huye de situaciones horrorosas para decir de ellos que son sólo inmigrantes ilegales".

En suma, la activista congoleña, premio de la Concordia por ser un símbolo de la lucha pacífica contra la violencia que afecta sobre todo a las mujeres, les pedía a una treintena de "comadres" gijonesas y otras muchas integrantes de asociaciones solidarias de cooperación internacional de la región con las que se reunió que se convirtieran en "más altavoces" de su causa. Y lo dijo en referencia a la red de denuncia social en cuya fundación colaboró en 2008 y que se llama "Un altavoz para el silencio".

Caddy Adzuba entró en la Casa de Encuentros de las Mujeres de Gijón entre aplausos y correspondió al cariño admitiendo que se sentía cómoda "hablando y reflexionando con mujeres" de unos temas tan duros como la violencia sexual cometida como estrategia de guerra. A sus 33 años se presentó como una licenciada en Derecho que se pasó al periodismo activo y de denuncia "porque entendí que era la vía más directa para hacer el trabajo que quería hacer". Y lo que quería no era otra cosa que denunciar "las atrocidades de la guerra, de una guerra que nunca planifican las mujeres", pero se ceba con ellas. Quería contar al mundo todo lo que había visto y oído durante muchos años, algunos de los cuales "viví con la muerte a mi lado", dijo.

Separada de su familia durante dos años por causa de la guerra, "sin saber qué había sido de ellos", cuando regresó a su barrio aquello "era el horror, ya no tenía a mis amigas del colegio y todo había cambiado". Se sintió entre los "afortunados por haber sobrevivido", pero le quedó claro que tenía que convertirse "en juez, para castigar a los que cometían las barbaridades". Aunque acabó Derecho, dejó de lado la misión de ser juez porque "no tenía paciencia para esperar y necesitaba denunciar todo lo que estaba pasando en el Congo con las mujeres víctimas de la guerra y que nadie estaba contando".

Su historia personal la interrumpía a cada momento con historias de espanto. Relatos de violaciones masivas de mujeres en las que el común denominador es el uso del salvajismo contra la población femenina de todas las edades como arma de guerra. "No hablo de relaciones sexuales forzadas, hablo de violaciones en las que se utilizan cuchillos, objetos cortantes, botellas, explosivos, todo tipo de objetos con el ánimo de destruir la capacidad reproductiva de la mujer". Y muchas veces, en acciones cometidas delante de hombres o niños, "para acabar con su resistencia". Caddy apeló a la resistencia y a transformar "toda la pena en poder".